Laberinto que te agita la cabeza
Bomba Texto, edición tercera. Palabras que explotan en tu jeta, música que te suena en la cabeza. El menú esta vez ofreció como sugerencia de la casa, La Ira del Manso en plan acústico. Desde unos de los barrios mas inquietos de la ciudad, un exquisito corte de manga a la modorra de los domingos.
Por Nacho Babino
“Voy a usar el poder de las palabras, pulirlas de a una y
dejarlas en tu cama y que la música te hable por mi"
“Todos los caminos”, Sancamaleón.
- Uh! Que bueno que está esto… Gracias loco por invitarnos.
Dijo Wally, al tiempo que echaba su cuerpo levemente hacia atrás, como si se desperezara de las palabras en ese agradecimiento, mientras caminaba por el improvisado auditorio y contemplaba el escenario sobre el que, en un rato nomás, iban a estar cantando y tocando ellos.
El laberinto tiene puerta de entrada sobre el empedrado de 71, una boca grande que si no entrás, te come. Te va comiendo de a poco, como un pequeño imán que te atrae despacio, que va lento. Sin darte cuenta o incluso dándote cuenta mucho de todo, estás adentro. Y si estás adentro, movete. Entrá, jugá, conocé, movete de vuelta, andá, vení, volvé a andar, volvé a venir.
Si existiera, por caso un cartel, diría: “Gracias por tocar”.
Cinco de la tarde. Por donde se mire, hacia arriba siempre, el cielo gris, muy gris. No dan ganas. De mirar el cielo; aunque a veces mirar el cielo es mirar(se) para adentro.
Todavía siguen algunos últimos preparativos pero los curiosos –quienes de porfiada manera desafían al frío y a la siesta de domingo- que llegan hasta el Bomba Texto vagan constantes por la feria. En las pequeñas salas anteriores al auditorio están las delirantes historias e historietas de Gustavo Sala con personajes como “Fidel, el perro rastafari” o “Porroto, el ratón Pérez del rock”; las fotos de Sebastián Losada te muestran todo lo mestizo que puede llegar a ser el mundo: una niña dormitando sobre unos sillones que están a la venta en la tapicería de diagonal 74 y 47, un perro solo en el mundo mirando fijo entre árboles al lente de la cámara, una pareja desnuda contra la escalera de una terraza, entre otras.
Claro que está le feria de discos, el stand de libros y revistas, los chicos de la Agencia de NaN con su reciente y excelente nro. dos de la revista con el viejo Symns en la tapa, que se aprontaron un poco tarde pero por suerte llegaron; las pilchas en el hall principal, la cerveza artesanal de “Hermanos and Brothers”, La Vecindad del Electro poniendo imagen a la previa de La Ira del Manso, que están ya probando sonido.“Me aburre caminar, me divierte volar…” canta Charlie. En realidad no canta, sino que las dice a las palabras, lentas, las larga de a poco. De noche ya, no llueve todavía, aunque este fin de semana invernal trajo toda el agua del mundo.
Una niña de no más de dos años se pasea de la mano de su mamá. Tímida no se anima a entrar a la oscuridad casi total del auditorio, hasta que de una buena vez por todas se manda, despacio.
La Ira del Manso se presenta en formato acústico, fogonero; algo muy distinto a lo que es su último disco, “Imágenes del Mañana” y a lo que acostumbran a ser sus presentaciones en vivo: una mezcla eléctrica y poderosa, sideral. Aunque en este formato igualmente son tan intensos como si tuvieran detrás, dos Marshall de cien aplastando a todo lo que encuentren por el camino; una especie de grunge criollo en clave intimista. Hace unos años dijeron en alguna edición de “De Garage” que se sienten una especie de “perros Bukowskianos, transformando la mierda de este mundo en simple belleza”. Nada resume mejor quizás esta presentación de la banda, como el título que lleva la editorial de esta edición del Bomba Texto: Saldrá el sol.
Esta bella locura, va por su tercera edición. Agita tanto este laberinto que hasta un par de perros se acomodaron entre la gente y anduvieron chusmeando y escuchando, como ese caniche que al terminar la segunda canción, ladró.
De repente y cuado ya hace rato que la banda terminó de tocar y hasta alcanzó a desarma y llevarse los instrumentos, una chica de zapatos y medias negras, pollera verde y saco azul y bufanda también verde, se pasea delante de las fotos de Losada. Lleva las manos –al parecer quietas- acomodadas dentro de los bolsillos de su abrigo, se balancea delante de cada cuadro, de cada instantánea. Mientras, canta largo y afina y sonríe sola.
La tercera edición del Bomba se está yendo. Se empiezan a descolgar las fotos, se terminan de vender algunos discos, se abrazan unos mientras se desabrazan otros en despedidas y apenas quedan algunos alrededor de la barra de cerveza artesanal empinándose unos últimos vasos. La edición tercera se acaba, pero no por mucho; porque cuando quieras acordarte, ya la cuarta te va a andar explotando en las manos.
Bomba Texto agradece a Nacho Babino (de De Garage) por haber prestado sus ideas y su creatividad para escribir en vivo una crónica del evento.